Así que podemos decir que es un hermoso bosque, ¿no cierto? ¿Pero cómo podemos estar tan seguros que este bosque es virgen? Aquí reportamos nuestras propias observaciones de los cambios desde la primera vez que estábamos en la selva de Manu en 1995:
• Esta vez no nos hemos encontrado con ninguna persona; ningún maderero ilegal ni minero, ningún agricultor excéntrico de Arequipa que tenía que huir por asesinato, ningún grupo de indígenas Machiguenga (que se había establecido en el Río Azul reemplazando a los indígenas Harakmbut que antes vivían en esta parte de la selva, hasta los misioneros Dominicos los tentaron).
• Esta vez hemos visto que no había presencia humana permanente. Por lo tanto, no hay nadie que mira los estanques o quebradas para ver si quedan peces atrapados cuando baja el nivel del agua. Esto hacen ahora las nutrias gigantes y los felinos; en casi toda la Amazonía esto es una utopía!
• Los cuatro grupos de mono araña que hemos visto no estaban preocupados por nosotros. Estos animales son los primeros en desaparecer cuando existe solo la menor presión de cacería humana. Esto no solo es porque una hembra lleva siete años antes que sea adulta e tenga crías, pero sobre todo porque la carne de un mono araña es muy buena. Como nos ha contado un viejo Harakmbut: “Carne de mono araña es deliciosa, muy suave, y casi tan buena como la carne humana.” El hecho que los monos araña están nuevamente presentes en abundancia garantiza la distribución de semillas grandes con mucha pulpa y así la supervivencia de un gran número de especies de árboles.
• Los paujiles. En nuestros tres viajes anteriores ni una sola vez los hemos visto o escuchado, y ahora su zumbido estaba por todas partes en la densa vegetación. Otra prueba que no hay nadie aquí quien caza.
¿Podemos contar el águila crestada como evidencia que esta zona es virgen? Después del águila harpía, el águila crestada es el ave rapaz que más grande de la selva. Una fiera impresionante, como los caimanes negros que hemos observado, y las anguilas, nutrias gigantes y jaguares. Todos demuestran que el sistema sigue intacto, y que ni está afectado por nosotros los seres humanos, fieras y cazadores oportunistas que somos. Pues no, no lo contamos como evidencia, ya que la águila crestada es difícil de observar. Esa vez que la hemos visto, fue solo suerte. La ponemos en nuestra lista personal de aves para celar a otros ornitólogos.
Fue un privilegio pasar 10 días con 6 indígenas Harakmbut en su bosque. Había un ambiente de despreocupación: a veces algo de diálogo, a veces solo silencio, y nunca hacer algo si no fuera realmente necesario. Un día hemos cortado algunos árboles para hacer balsas, esto era después de dos días de caminar y cruzar las cabeceras para llegar a la cuenca del Río Azul y el Río Shilive, y ya estábamos cansados. En cuanto tuvimos las balsas, los indígenas viajaban tranquilamente por el río, parando en algunos sitios para pescar. De vez en cuando entraban al bosque para cosechar plátanos maduros - evidencia que esta zona anteriormente fue habitada. Pero nosotros, los gringos, seguimos yendo a pie. ¿Que habrán pensado los Harakmbut? ´Si esos dos biólogos necesariamente quieren caminar, bueno, que lo hagan no más.’ Y a veces les gustaba caminar unas horas con nosotros, refrescándose al mediodía en el río, y comiendo juntos arroz con pirañas fritas en la sombra. ¿Y armar un campamento en la noche? No era necesario. Los Harakmbut hicieron un campamento solo cuando había una tormenta. Todas las otras noches durmieron juntos, de lado a lado tapado con algunas mantas y plástico. Nosotros dormíamos en una pequeña carpa. Esa noche con tormenta nos mantuvimos secos, pero igual nuestros compañeros Harakmbut debajo de su lona. Sin embargo, las otras noches estábamos bañados en nuestro sudor, y los Harakmbut fresquitos bajo el cielo abierto. La próxima vez lo haremos como lo hicieron los Harakmbut: solamente llevaremos nuestro mosquitero y un plástico.
Nuestros compañeros de viaje nos han explicado claramente que el río que seguimos no es el Río Azul. Mateo dijo; “Es un ridículo nombre español para nuestro Río Isiriwe.” Porque el Río Isiriwe, como todos los ríos en general, es de color marrón, no tiene nada de azul. Mateo debe saber; su madre nació en Isiriwe cuando no había misioneros, petroleros ni biólogos aún.
Piet van Ipenburg
John Smit